martes, 27 de noviembre de 2007

Desafiando Los Sensibleros


Que mis temores no me tengan lastima,

Que la muerte no me tenga lastima;

Para colgar mi pellejo sobre la historia inmóvil,

Sino yo a ella, por su cobarde sin aviso.


Que el amor no me tenga lastima;

Para dejarme descorazonado y sin ojos.


Que el tiempo no me tenga lastima;

Para colgar mis recuerdos en la galería

De la nostalgia y gotearme la vejes

Poco a poco por el rostro.


Que el fracaso no me tenga lastima;

Para enrostrarme el error,

Que aunque malogrado extingue gradualmente

Los huesos.


Que la ira no me tenga lastima;

Para arrojar mi cadáver sobre

La injusticia universal.


Que la mujer no me tenga lastima;

Y aprenda en las profundidades,

Los secretos románticos del hombre.


Que el solitario silencio no me tenga lastima;

Para verme, en espejismos vagos de la

Condición poética.


Que no me tenga lastima mi propia

Lastima lastimada,

Y que la voz no quede hecha llanto,

Cuando el sol ya no salga y anuncie

Que debo guardar las agonías

O colgarlas como malditos versos

Sensibleros.

lunes, 19 de noviembre de 2007

RECUERDO INSOMNE


Me moveré entre cadáveres y risas desvastadas,

Fermentare acongojado en medio de tus viseras

Y aun así me ignoraras, cuando cuelgue tu retrato

Al raciocinio nocturno.

Se pasaran las horas con inertes pupilas

Contando las gotas que filtran tu imagen

Disipada y olorosa, del recuerdo en el que eras,

Y del presente que no existes, o no existimos

Sino en el instante.

Intrincada locura almatica que diluye

En el trazo de un verso madrugador;

Lleno de melancólicas cicatrices y muertos

Aconteceres, en fragmentos de noche.

Vuelvo a distraerme con tu espejismo silencioso

Que me ve desde mis ojos insomnes, lanzando

Subliminales cantos lujuriosos.

Mientras tiendo ha ser la figura herrada

No me canso de sacudir tristezas apolilladas,

Moldeando soledades que distinguen entre espacio

O al divagar infinito de una noche extasiada;

Repleta de vaivenes, con latentes espectros de tu mirada

Sutilmente salvaje y destellante.

Me retuerce la existencia, como estrujada ánima

Asediada en quimeras y palpitos magnos

Que retumban en la cotidiana muerte enajenada,

Donde mora la arcada universal, mi arcada y devuelvo

Uno a uno los vestigios y rastros de la antaña sombra

Lastimosa, de ese pasado fúnebre, donde fui contigo

En el firmamento y camine de espaldas entregado a tu cause.

Donde fui la servidumbre de tu cuerpo

Y vislumbre nuevos paisajes,

Me pose sobre caricias y humo,

Soñé con ciudades verdes,

Hable con perros de mi memoria y embriague

Las calles, en mi supuesto anonimato

Furibundo y detestable.

lunes, 5 de noviembre de 2007

CUENTO SOBRE LA LOCA

La loca, era distinguida,

La loca, traía el sexo en la cartera,

La loca, usaba tacos de sonoridad orgásmica,

La loca, se maquillaba haciendo el amor,

La loca, se paseaba con nítida elegancia nocturna,

La loca, me dijo que tenía el existencialismo desangrado

Y el tiempo drogado, asediado, con destellantes júbilos.

La loca, escondía sus fúnebres ojeras bajo su polvo facial.

La loca, tenía la dignidad entre sus piernas.

A la loca se le caían los gemidos en la misma calle;

Cuando las miradas viriles le penetraban sus pupilas.

La loca, era paisaje en la noche, resguardada en las esquinas,

Donde los usuarios le mal pagaban la vida.

La loca, tenía la bravura del proletariado,

Era hija de la fantasía y partidaria del sueño.

La loca, era madre y amante cuando podía.

La loca, nació siendo adulta, mujer a la fuerza,

Amando y odiando al tiempo y la vida,

Reputiando su destino sin derecho al amor;

Por que la loca a prendió a sobrevivir matando la vergüenza,

Por que la loca paraba su vagina y también la olla,

Y gritemos las cosas como son;

Por que la loca no es solo sombra;

Es figura en la noche urbana,

Vapor de camas vagas,

Noctámbula tierna de los gemidos insomnes,

Ebria de los amaneceres tabaqueros,

Cariño, del segundo fugaz,

Amante de si misma,

Risa de ojos penosos.

Yo no te culpo ni exalto,

Te descifro,

Con tu vestir; a la moda del ánimo.

domingo, 28 de octubre de 2007

Me permito hacer un pequeño homenaje a este gran poeta argentino Oliverio Girondo, que ya esta muy bien homenajeado en la película argentina: “El Lado Oscuro Del Corazón” dirigida por Eliseo Subiela. Aquí, esta uno de sus mejores textos que este poeta escribió en uno de sus mas destacados libros, Espantapájaros.

Oliverio Girondo
I, de Espantapájaros

" No se; me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso si! - y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡ pierden el tiempo las que pretenden seducirme!
Está fue - y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa.
¿Que me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Que me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronostico reservado?
¡ María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. "¡ María Luisa! ¡María Luisa!...y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrisaje forzoso de un espasmo.
¡ Que delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver, de vez en cuando las estrellas! ¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer a una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.
"


sábado, 27 de octubre de 2007

DESDOBLAMIENTOS

Levantarse aun estando acostado,

Correr aun estando invisible,

Hablar no pronunciando,

Engullir y no las amarguras,

Llorar riendo,

Viviendo y muriendo;

Como los días que no están en los años.

Fracasar en otro planeta,

Copular aun siendo virgen,

Seducir y rechazarse,

Ganar, perdiendo (las arrogancias),

Amar y ser improbable,

Celebrar nuestros suicidios,

Cantar ebrio silenciando nuestras lastimas,

Eyacular la ira con una risa estéril,

Ser la imagen y también el verso,

Un sonido y el instrumento,

El hombre y la sombra.

martes, 23 de octubre de 2007

CORTO VIAJE EN UN BAR

Destrozar las sienes de un verso y mandar el mundo a la mierda en un primitivo acto de madrugada.

En aquel bar donde bullen seres adictivos y la pobre bohemia se alimenta del lívido humo sexual y un rock monótono;

¿Y que me dicen de esas féminas de pasos musicales, que solo son risa y alcohol, y el taco bajo la cama, sudado de tanto frotarse? …

Caminando en si mismo, como inundando el ansia de licor, como filtrando melodía en la existencia por la ciudad emancipada, dispuesta a devorar el ultimo hálito, a presentar su galería de demonios, la mundanidad que baja por el filo de una mujer cuyos ojos son dos cuadros con paisajes lujuriosos.

Por que la espesa sustancia nocturna aflora de los desinhibidos, de esos borrachos blasfemos que cantan al descaro de su falso presente.

Y en el instante que soy, pareciera no ser más que alguna queja o un desacuerdo.

Se deslizan suave como entes instintivos, todos, con su verdad supuesta, mintiendo al si mismo, con falso disfraz, queriendo vestir la vida entre caretas, arroparte de alguna verdad tulla. Y es el error, el infortunio, que de un valazo te recuerda tu humanidad. Ese peso de llevar la humanidad a cuestas, ese interminable trabajo de moldear la existencia, con el deber de ser ciudadano mundanalmente aceptable, con el deber de esculpir el futuro que a veces se te cae por los bolsillos aguados de tanto llanto, maldito cobarde, y te emborrachas de tu solitaria melancolía, mientras el espíritu esta ahí tirado en tu rincón de telarañas. ¡A pero camina no te arrastres! que este mundo es de relieves, si es necesario vuela sobre esta realidad mentirosa, y que la gente se desgaste por este presente y queden pellejos colgando en los años y un devenir de muertos jueguen a vivir.

¡Ha! mejor me callo, y vuelvo a mis pupilas, en este bar, clavado en el jolgorio, divisando hembras, mirando a la urbe, desgastando los pulmones y el tiempo en este vicio vago.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Me Permito.

Inservible es la brújula en medio de soledades,
Inútil, un mapa en el silencio basto.

De un grito pareciera el viento borrarme,
Mientras me dibujo con el pensamiento,
Porque el corazón es una carnada que lanzo
Al mar, para que de él se alimenten;
Musas y enormes peladeros ansiosos,
Gemidos y malos gestos.

Hoy no me apiado de la infinita vez
Que me veo morir, así es que puedo
Defecar tranquilo mis angustias.
Como todo hombre, me es permitido
Votar lágrimas de vértigo amoroso
Y también follar a mi risa hasta quedar ebrio.

Me permito también;
Exiliar mis personalidades,
Acuchillarme de pronto los recuerdos,
Amanecerme con la vida y no pagarle sus servicios,
Apiedrar al tiempo y putiarlo hasta quedar ajeno,
Corres tras féminas invisibles y quedar ausente,
Eyacular por el mundo las palabras,
Borrarme aun estando presente
Y quedar mudo gritando versos por dentro.

Me permito el mundo, pero no la muerte
(Aunque tengo su teléfono).
De vez en cuando anamoro a los amores,
Prendo velas y destapo vinos.
Me permito soledades que se acompañan entre ellas.

Y soy el hombre imperceptible,
El de la sombra disecada,
El que haciende y desciende
Por escaleras melancólicas, hasta ser;
Solo un eco, un instinto, una arcada y una risa,
Una vaga sensación, un verbo o quizás
Una ignorada formula matemática
Sin el producto resuelto.